SECUESTRO EN BIRMANIA
- Cristian Daniel Ferrero
- Aug 7, 2021
- 6 min read
El afinador de pianos de Daniel Mason, página 183, martes 27 de noviembre de 2018, sentado en un bus sobre una solitaria ruta de Myanmar minutos antes de quedar dormido leyendo:
Formo parte de todo cuanto he ido encontrando; sin embargo, cada experiencia es un arco a través del cual reluce ese mundo por descubrir cuya frontera se difumina sin cesar a medida que avanzo
Tres de la mañana, alguien nos despierta abruptamente y nos pide que nos levantemos, nos apura, no entendemos su idioma ni sus señas. Mi cara brillante de transpiración, mis rodillas crujiendo al estirar las piernas y lagañas que impiden observar; asustados nos miramos con Pini sin saber que sucede. Comenzamos a ver que la gente baja del bus sin decir una palabra, los imitamos. ¿se rompió el bus?
Myanmar o más conocido como Birmania es un extraño, realmente extraño país (aquí no cabe duda que el uso de esta palabra aplica cien por ciento). Un territorio que hace apenas treinta años aproximadamente abrió sus fronteras a extranjeros. Uno de los gobiernos militares más extremos que se han llevado a cabo en el planeta. Para los amantes del turismo para no turistas es uno de esos pocos recónditos suelos que conservan algo de belleza virgen donde cuesta no alucinar a diario. Estamos informados de sus guerras civiles, sus fronteras peligrosas y zonas prohibidas, pero por otro lado hay un calificativo recurrente que asoma: el país de las personas más amables del mundo.
No pudimos ingresar por tierra desde la frontera con China, estaba cerrada (aún lo está). Volamos a Mandalay, nuestro primer contacto con la cultura Myanmarense. El aclarar de la mañana y los primeros pasos por la ciudad trajeron respiros de sonrisas de dientes blancos y otras muchas carcomidas y teñidas de rojo. Sonrisas que marcan distancias de respeto, bienvenidas por doquier, encanto de ver foráneos pasear.
¿Turistear en Mandalay? El puente U Bein tiene un kilómetro de extensión y es el puente de madera más largo del mundo desde el cual se puede observar un atardecer de esos que cuesta olvidar. Un sol se pone a la lejanía, monjes de mantas color nube, barcas pescan inmóviles y una noche que asoma brindando paz y ternura.
Nadie nos había comentado que el budismo tiene su mayor porcentaje de seguidores en este país, mirábamos asombrados grupos de monjes, con sus atuendos color bordó, sandalias y pasos lentos. Llevamos solo cinco días y ya había dejado de sorprendernos verlos. Toda familia tiene al menos un hijo/a que se ha hecho monje. ¿De dónde proviene este deseo o necesidad?
Viajamos a la ciudad de Nyaung Shwe, puerto principal para adentrarse en el lago más famoso de Myanmar, el Inle lake. Logramos luego de tres días seguidos de ir al puerto e insistir como una dupla formada por un vendedor de hervalife recién ingresado y un testigo de Jehová dominguero que nos acepten en una lancha no turística (la turística valía cincuenta dólares contra cinco de la local). Mas allá del valor, queríamos ser parte.

Antes de partir una coincidencia de esas que te llenan el alma, el encontrarnos con hermanos y hermanas de américa latina en este rincón del mundo y quienes tuvieron con nosotros uno de los gestos más generosos que se puede tener para con un sudamericano: REGALARNOS SU YERBA
¡Latinoamérica unida!
En el caso de este lago, hacia el oeste de Myanmar existen unos pescadores únicos y famosos en el mundo entero; como un flamenco danzante, en la punta de sus canoas van parados sobre una sola pierna, mientras que con la otra hacen una especia de llave al remo y van así remando mientras que a sus manos las utilizan para ir manipulando la redes y/o una especie de cesta gigante donde capturan los peces. Un equilibrista de circo es nada al lado de estos muchachos. La siguiente foto es robada de internet.

Estar en un país donde el turismo comienza a crecer nos enfrenta a dilemas sobre sus comunidades nativas. Como viajeros es muy difícil percibir el límite entre colaborar con una cultura o estar aportando para que ciertas costumbres se pierdan; el darle dinero a los pescadores que nos esperaban posando para la foto provoca que muchos estén dejando de pescar ya que es más rentable la foto.
Pretendo esa foto ¿mi deseo destruye o ayuda? Ante la duda, optamos por no. Y viajar sin dinero facilita la decisión, seamos ratamente sinceros.
¿Será una evolución insalvable? ¿Es lo que tiene que suceder? ¿Es lo que debe que suceder?
Quien nos llevó en su lancha era un chico joven muy amable y simpático (no podía ser de otra manera) que en una de las paradas nos comenta que era su casa y con orgullo nos pedía por favor que entremos, la conozcamos y compartamos un rato ahí con su familia. Sin necesidad de palabras se percibía la alegría del padre con nuestro arribo. Son casas de bambú que están apoyadas en pilotes que sobresalen del agua, así son las aldeas por aquí, mientras caminas por lo que sería el living podés ver el agua entre los bambúes que forman el piso. Al pedir ir al baño, me lo indica, y al pasar por una cortina me encuentro con un hueco cuadrado con el agua de fondo.
¡No hace falta recordar tirar la cadena! Una puteada menos en la convivencia.
Cruzamos en casi seis horas el lago de punta a punta; lejanas en las orillas custodiando el paisaje, más pagodas, más budas.
Noto con el pasar de los días gran dificultad en entender e inalcanzable el aceptar. La esencia de las personas y sus comportamientos me va degradando a cuenta gotas, ciertos pilares o podríamos llamarles escudos sociales con los que cargo aquí se sientes inútiles, sin sentido. Son lo que son, van a lo que van. Sonriendo.
Afuera una noche cerrada y calurosa no provee información. Esperamos frente a la bodega para bajar nuestras valijas, pero vemos que nadie lo hace, a lo lejos, donde llegan las ultimas gotas de luz que emite el bus vemos un puente; obedientes todo se dirigen hacia allí, entendemos que nos piden que caminemos. ¿secuestro?
Las padaung ('mujeres de cuello de jirafa ') ¿mujeres jirafas? ¿Cómo? ¿Eso no era una tribu de África? Lo mismo pensé cuando me enteré que esta comunidad es originaria de estas tierras. Forman parte del grupo étnico o tribu Kayan. Su comunidad está radicada entre las montañas de estas regiones, queríamos al menos poder verlas en su estado cotidiano y natural ya que ofertas para ir a espectáculos armados y con gusto artificial sobraban. La tarea no era fácil, estábamos lejos y ciertas rutas y regiones estaban aún prohibidas para turistas. Optamos por alquilar una moto y allá fuimos. Detectives. Horas y horas viajando en moto bajo una intensa lluvia, la carretera era un conjunto de huecos unidos por algo de asfalto, sumado a barricadas policiales que vetaban nuestro paso. Ahí nos parábamos, observábamos y nos lazábamos a la espera de no ser vistos.

Luego de horas de cuestionarnos si desistir o seguir adelante; léase:
-- Volvamos que nos vamos a hacer bosta.
- !No dale¡, debe faltar poco.
-- Esta moto es una pinchila, nos va a dejar a pata
-- Vos dale culiau, sigamos.
- Claro total vos no manejas.
Una parada una discusión, yo la tenía fácil al no ser el conductor. Como en mi vida manejé moto, iba atrás siendo escudado de la lluvia y el frio viento. Los anteojos de Pini mojados adivinaban el avanzar rezando que los pozos puedan esquivarnos.
Ya empapados y con una moto que tampoco estaba muy a gusto con nosotros llegamos a una aldea donde comenzamos a verlas, sentadas conversando, haciendo artesanías, en sus casas, en su rutina. Nos hacen señas para que nos resguardemos de la lluvia y nos cubrimos bajo su techo. A nuestro lado, la señora del hogar, con su cuello largo abrazado por sus anillos de un dorado brillante y nosotros, dos idiotas pesimamente disimulando que no la observábamos. Mas sonrisas, más silencios, más asombro.
Esta etnia esta de a poco volviendo a donde perteneció ya que años atrás tuvieron que migrar a Tailandia porque estaban siendo masacrados.
¿Qué peligro puede representar esta tribu? En la aldea fuimos a comprar comida y la foto fue más fuerte.
Las prohibiciones en Myanmar existen y son de todo tipo. También nos encontramos con el problema de no poder utilizar los hospedajes para locales. Por más que insistimos fue imposible quebrantar las aún estrictas reglas que rigen. Extranjeros y locales tienen imposibilitado mezclarse.
¿Por qué el país que sin lugar a duda hemos encontrado a las personas más amables está plagado de controles e impedimentos? ¿política? ¿religión? ¿los pocos militares que controlan todo?
Tantas preguntas, viajar, el migrar hacia un ser cada vez más ignorante me hace sentir culto, la incansable búsqueda de respuestas continuará, quizás encontremos alguna en la famosa Bagan, ciudad donde se construyeron más de cinco mil templos, como fuegos ardientes que invitan a acercarse y treparlos; ser ceniza y desintegrarse en calurosa brisa que todo alcanzará.
Caminábamos en fila mientras nos acercábamos hasta lo que parecía ser un gran puente antiguo de hierro. ¿Dónde vamos? ¿Por qué abandonamos el ómnibus? Inútilmente intentamos buscar respuestas en otras caras dormidas que como autómatas seguían caminando en la misma dirección. Insistimos en volver al bus, aunque sea para bajar nuestros pasaportes y pertenencias de valor que quedaron en el asiento, pero fue imposible.
El ómnibus comenzó a moverse, lo vimos cruzar el puente lentamente y continuar…
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