TIERRA ABORIGEN
- Cristian Daniel Ferrero
- Dec 7, 2020
- 7 min read
Updated: Jan 19, 2021
Querido amigo, a esta altura hemos realizado una autopsia a una casa en Mongolia, trepado montañas en Rio de Janeiro, pescado auroras en Noruega, domado miles de kilómetros en Rusia y hemos nadado hasta el sol. Con cada aventura más ignoramos y con ello nutrimos nuestra alma detectivesca.
Este nuevo relato no será un viaje, más bien un manual de historia, una leyenda viva, fresca, actual, pero su pasado no fue impreso en los libros que conocemos, aquí yacerán los archivos de los callados, oprimidos, olvidados, PERO NO ENTERRADOS (cosa que yo creía).
Dos cosas necesitas saber antes de teletransportarnos juntos:
1) Las conversaciones aquí narradas sonarán incoherentes (para nosotros)
2) Viajaremos en el tiempo, a un pasado remoto. El presente, al regresar, ya no será el mismo.
Si decides no avanzar, lo entenderé, la curiosidad es un arma de doble filo que a veces hace mucho daño. Para los que hasta aquí me acompañarán, les dejo un saludo.
Al resto ¿ están listos?
De este lado de la tranquera, correspondiente al “afuera”, aguardo ansioso e incómodo (recurrentes sentimientos de detectives viajeros ¿no?) a que autoricen mi ingreso. No estoy frente a una simple tranquera que limita la salida de animales, sino un portal capaz de hacerte viajar a tiempos pasados, y no hablo de horas o días, sino siglos.
Del otro lado de la tranquera, correspondiente al “adentro”, mi hermano mayor (Aruhaco): Javier Torres Solís, intercambia palabras con el centinela. La ansiada aprobación la otorga un ente natural (para mi) y sobrenatural (para ellos) que se manifiesta en modo de palabras a través del custodio. Luego de trocar hojas de coca, saludos y una breve conversación me hacen señas para que avance, la mirada cuidadosa y desconfiada del vigía se convirtió en un escalofriante y eterno:
“Bienvenido a territorio aborigen”
La tranquera se cierra detrás de mí, mi piel se eriza producto del viaje milenario, supongo, y nos adentramos en la selva, la lengua castellana junto con las vestimentas “modernas” desaparecieron al instante, mi amigo Javier Torres Solís (según su pasaporte) ahora es Seykwa (según siempre) y yo ( un nadie del futuro).
Un aire de naciente antigüedad se respira por doquier.
Yo: ¿Como lo convenciste para que me dejen entrar?
Seykwa: Yo no lo convencí de nada, lleva tiempo esperándote.
Yo: ¿el que custodia me esperaba? Lo miro asombrado.
Seykwa: No. Él no.
Pensamiento interno: ¿Quién carajo me esperaba hace siglos?

Nos encontramos en el año 1.491, al norte de lo que en un futuro llamarían Colombia, y unos pocos kilómetros más al este un tal Américo Vespucio llamaría Venezuela a esas tierras que no precisaban nombre. Arhuamaque el nombre del pueblo donde me encuentro.
He sido invitado a una charla con 3 Mamos; el Mamo es la figura más importante en la cultura del pueblo Arhuaco, Él es el responsable del contacto entre el mundo sobrenatural y el mundo en que vivimos.
Dentro de horas de conversación con una fogata en el centro, me otorgan un momento para preguntar lo que desee y sólo se me ocurre realizar la siguiente consulta:
Yo: ¿Puedo ayudarlos en/con algo?
Mamo: Cuando tengamos TU fiesta podrás. Contestó luego de un vacío de largos minutos.
Yo: ¿y cuándo será la fiesta?
Seykwa: Lo sabrás. (contestó otro Mamo, mirándome cómo quien dice una obviedad)
Miraba el fuego, irradiante isotrópico de calor, luz y milenarios conocimientos, no quería levantar mi vista ya que mi cara de no entender absolutamente nada de lo que me estaban comentando era indisimulable, me sentía un estúpido, desorientado, no podría encontrar un punto de conexión entre mi pregunta y su respuesta; ¿estaré afectado por el cambio de horario -jet lag- de este viaje de casi quinientos años? opté por hacerme el pensativo, nefasto intento de disimular que había entendido, la mirada enfocada a nada, percibiendo el quemarse en llamas mi lógica, mis experiencias pasadas, mi ego intelectual, mis intentos de preguntas esclarecedoras y sobre todo mi vergüenza. ¿Qué mierda tiene que ver una fiesta con mis ganas de ayudarlos? Y ya que estamos envueltos en dudas, regresó del pensamiento irritante: ¿Quién carajo me esperaba hace siglos?
Volviendo a oscuras por la selva, nos sentamos a contemplar una moribunda fogata con su acompañante nativo y aproveché para apuntalar una preguntar a Seykwa:
Yo: No entendí nada, ¿Qué hay antes de la fiesta? Pregunte sin saber que preguntaba.
Seykwa: Las tres etapas anteriores que forjan una amistad. EN TOTAL SON CUATRO.
¿Y que tendrá que ver la amistad con una mis buenas intenciones de ayuda?
Seykwa me mira escondido en la oscuridad y procede a explicarme:
La Primera etapa de la amistad es EL SUEÑO: Aquella sensación efímera, sin estructura sólida, un relato tan vago que uno con el tiempo no puede diferenciar si fue realidad o un evento onírico. Esta vivencia opera de esta manera en la primera visita ¡siempre!
¿Qué sabemos en la primera visita? Se en que año estamos (1491), pero ¿Dónde? exactamente

En el siglo XV no existen los GPS, ni teléfonos, no hay internet, televisión, ferrocarriles, armas de fuego, etc. El recorrer a pie y a caballo sus tierras nos enseñan perfectamente donde nos ubicamos: Tenemos el mar caribe en frente nuestro y una montaña sagrada llamada Sierra Nevada de Santa Marta, y no es una montaña cualquiera: es la más alta del mundo próxima al mar, se eleva abruptamente desde las costas del parque Tayrona hasta alcanzar una altura de 5.775 metros en sus picos nevados.
¿Más alta próxima al mar? ¿Como es eso? A mí también me costó darme una idea de lo que esto significaba. No hay montaña tan alta como la sierra nevada de santa marta, que haya crecido tan cerca del mar; la mayoría de las montañas que subimos, su base ya está a cierta altura o vas ganando altura en su aproximación. Aquí su base es la playa a 0 m.s.n.m y la cumbre a 5.775 m.s.n.m. con esta dimensión sirve de escudo y protege a estas zonas de huracanes y tornados.
Mira el mapa, realmente llama la atención como una montaña solitaria surge tan imponente sin pertenecer a una obvia cadena montañosa.

La segunda etapa de la amistad es LA MANO: en esta segunda visita, ya es inherente un contacto físico, ya es algo real, concreto, tangible, se puede percibir con algo tan simple pero profundo como un buen apretón de manos.
¿Qué sabemos en la segunda visita? El contacto nos dará algo de profundidad.
En este viaje al pasado, de casi quinientos años, he traído del futuro (nuestro presente) información que no puedo revelar, una noticia es buena y la otra mala:
La mala: a mi pesar, no puedo contárselos no es mi función torcer el destino, pero a partir del año que viene (con el arribo de un tal Cristóbal Colón) y hasta la actualidad sufrirán: un genocidio atroz; desintegración civil y cultural por parte del estado y la iglesia; esclavitud laboral; una vez “superada” esta etapa padecerán asesinatos por guerras entre los narcotraficantes, el gobierno y las FARC, entre otras crueldades.
La buena: lucharán y resistirán con una organización, valentía y compañerismo único. Les extirparán incontables elementos, pero regresarán: su idioma será hablado por miles, sus vestimentas, artesanías y el logro más importante llegará muchos años después y será la devolución de una minúscula, pero significante parte de su territorio donde NADIE PODRÁ ACCEDER sin su autorización.

Mientras me baño en sus frías y caudalosas aguas provenientes de los picos nevados, contemplo el no paso del tiempo, una cabaña de barro, techo de paja, en un ambiente aparte se prende fuego para cocinar plátanos con pescado, chasquis de carne secados al humo, una anciana teje bolsos, otros labran la tierra y algún hermano mayor pasa ofreciendo agua ardiente.
Regreso del pensamiento irritante: ¿Quién carajo me esperaba hace siglos?
La tercera etapa de la amistad es UN ABRAZO: la confianza de una nueva visita, esa familiaridad que refleja cuando dos personas se aprecian y sienten que se forja, el camino hacia el conocerse, entenderse y aceptarse. El abrazo implica JUNTAR LOS CORAZONES LO MAS CERCA POSIBLE.
Algo retumba en mi mente, algo muy occidental, algo proveniente del futuro, otra duda:
Yo: ¿Por qué no guardan rencor con el hombre “blanco”? arriesgue a seguir acumulando dudas y caras de no comprendo la respuesta.
Seykwa: Nosotros, los Arhuacos y la mayoría de los originarios de estas tierras, asumimos el rol de hermanos mayores sin cuestionarlo; lo llevamos desde antaño y lo seguiremos haciendo.
Yo: ¿Por qué hermanos?
Seykwa: Un hermano, para el pueblo aruhuaco es un ser especial, íntimo, de la familia, por el que uno estaría dispuesto a hacer lo que fuere necesario para ayudarlo, acompañarlo y guiarlo.
Yo: ¿Por qué mayores?
(Seykwa): Porque hemos nacido antes que ustedes los blancos.
Yo: ¿Cómo sabes que han nacido antes? ¿Cuánto antes?
Seykwa: Nosotros arribamos al universo antes que la luz existiera, cuando todo era penumbras, este es el motivo por el cual nosotros, los aruhacos, tenemos la piel oscura. Ustedes, los “blancos” nacieron cuando ya todo estaba iluminado por eso sus pieles son claras. Somos mayores, muy mayores.
A pesar de que me costaba razonar su respuesta, estaba batiendo un record de seguimiento de conversación, el agua ardiente producía un efecto de lucidez sideral.
Tome otro sorbo, y arriesgue mi última pregunta:
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Yo: ¿Cuál es para vos, Seykwa, la función de un hermano mayor?
Seykwa: CONCENTIR, nuestro papel como hermanos mayores en este mundo es de cuidarlos, protegerlos, orientarlos y sobre todo PERDONARLOS por sus pésimos comportamientos hacia nosotros, hacia la naturaleza, entre ustedes, etc. NO es nuestra función castigarlos, sino que sabemos que el comportamiento de ustedes es propio de los hermanos menores: aún ignorantes, desordenados, irresponsables e inmaduros y que debemos acompañarlos en este camino del aprender y respetar a todo ser viviente.
Colgado en mi hamaca, ya por dormir, una sonrisa que afirmaba mi creciente conexión con estas tierras era borrada de inmediato por el regreso del pensamiento insoportable: ¿Quién carajo me esperaba hace siglos?
La cuarta y última etapa de la amistad es una FIESTA: celebrar del nacimiento de una amistad, el verdadero inicio, el punto donde se entiende que podemos ver ciertas cosas de la misma forma, sentirnos pares, y el percibir claramente los límites entre la ayuda y la invasión, la curiosidad y el respeto, el entenderse y aceptarse.
Seykwa: Amigo cristian, cuando usted regrese aquí por cuarta vez, haremos una fiesta. Porque definitivamente seremos amigos, y ya no necesitará preguntar en que puede ayudarnos, porque usted será parte nuestra y lo sabrá.

¿Quién me estaba esperando? ¿Quién o qué aprobó mi ingreso a esta tierra prohibida?
La respuesta era obvia, ella, la pacha, el centro de todo: LA SIERRA NEVADA.
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