Un río a cuerdas
- Cristian Daniel Ferrero
- Aug 25, 2020
- 7 min read
Updated: Sep 18, 2020
Las grandes urbes no son mis atractivos preferidos a la hora de elegir un destino, la velocidad en la que se vive y el colapso de personas son las dos principales razones. Esto no quita que haya ciudades maravillosas que valen la pena visitar, vivirlas y posiblemente muchas te enamoren y logren plantar la inquietante idea de mudarte.
Una de esas ciudades es Río de Janeiro, cautivadora por su historia, su carnaval, su ritmo, aquí se fusiona el Brasil del norte tan dispar al Brasil del sur; aquí verás la realidad humana en todos sus matices directo a los ojos, su belleza como su fealdad, el carisma latino como su viveza, personas en busca de placeres reprimidos, la naturaleza en constante negociación con nuestra raza. Río es una ciudad vanguardista en varios sentidos, un centro mundial donde no importa tu inclinación sexual, tus gustos, tus excentricidades, la ciudad te adopta, te obliga a conectarte, a ser parte brindándote así una experiencia que difícilmente olvidarás.
Antes de comenzar a planear nuestras aventuras brasileras, quiero mostrarte un primer pantallazo de la batalla épica entre el desarrollismo vs la madre naturaleza. En Río de Janeiro las aglomeraciones no han sido proyectadas libremente, más bien ha sido una condición innegociable que los distintos morros han establecido como zonas “edificables”

Este avance a modo de invasión de la civilización hacia el ecosistema nos regala una de las geografías más espectaculares donde apreciar la “convivencia” de lo que el hombre pretende ser y lo que puede ser.
¿Cuántas veces nos han dicho “que el árbol no te tape el bosque”? esta frase podría adaptarse sin problemas a Río de Janeiro, pero deberíamos cambiarla por “que el morro no te tape el Río”. Y en este camino, querido lector, es donde encontré la belleza y el imán cautivador de esta extravagante ciudad carioca que seduce a tantas personas del mundo y sobre todo a los que somos amantes de la naturaleza.
Te adelanto que subiremos dos de todos esos morros que viste en la fotografía anterior.
¡A recórrela!

¿Esperabas ir a la playa?
Guardá la sunga y el bronceador, luego iremos a tomar sol.

¿Pensabas conocer el Sambodromo?
Sacate ese disfraz, aún no es tiempo de bailar.

¿Querías ir al estadio maracaná?
Escondé esa remera alemana y la bandera argentina ¡mejor ni hablemos de fùtbol!

¿Deseabas subirte al cristo redentor para la famosa foto?
Traé la cámara, vamos a ir a unos lugares con menos personas.
Entiendo que para que continúes leyendo este relato debemos negociar, esta es mi oferta: acompáñame a dos morros poco recurridos y luego vamos a uno de los puntos más famosos de Río donde se tiene una de las vistas más impactantes. ¿aceptas? ¡Perfecto! Vamos a subir el Pao de Azúcar y ver el atardecer desde el mar. Pero no por la aerosilla, eso es un tanto aburrido y costoso. Y me disculpo por haberte escondido esta condición, ¿por donde iremos si no utilizamos ningún medio de elevación? LO ESCALAREMOS.
¿vértigo, pánico? Si no tenés ninguna experiencia escalando montaña no te hagas ningún problema, sé que las alturas dan un poco de miedo así que realizaremos dos aventuras de altura para ir aclimatando. ¿preparado? ¡A caminar! ¿para dónde? Iremos a estos dos lugares:

Primera expedición “Morro Dois Imaos, 533 metros de altura”
Su nombre es bastante obvio, ¿no? Al principio nos resultaba un poco inquietante y no te voy a negar que teníamos un poco de miedo de realizar esta caminata ya que el inicio es en la base de la favela Vidigal. Para llegar fuimos en moto, comenzamos a recorrer un zigzagueo abrupto entre autos, motos, un laberinto móvil de transeúntes cruzando en la calle, una minúscula ciudad dentro de Río donde gran porcentaje del día a día se plasma en la calle, la venta ambulante, la cerveza que otea infidelidades, la caipiriña que les comparte el secreto para ser millonarios, el borracho que pelea contra su sombra, semáforos que cumplen perfectamente su función de adorno, y el salvaje orden del tránsito que a la larga hace justicia por todos, menos para los accidentados.
La caminata no era larga, una hora aproximadamente pero el calor veraniego del sur brasilero se hace notar, al llegar muertos de sed a la cumbre nos encontramos con esas asombrosas sorpresas que el capitalismo y la necesidad han generado para el bien de aquellos que disfrutan el contemplar paisajes con una buena cerveza. Un hombre en su reposera con su conservadora llena de cervezas, con Hector no lo dudamos ¡chin chin por el primer morro conquistado!

Enfocando el océano, el silencio te captura sin permiso y te devuelve al rato inmerso en pacificos pensamientos, hacia nuestras espaldas algo tan opuesto al vacío del lejano horizonte marítimo, LA ROZINHA, la favela más famosa de todo Brasil.

Un aglomeramiento que se dibuja en los accidentes geográficos. Necesidad y la desigualdad social, al mismo tiempo una obra de arte viviente. Contradicciones claramente observables en ambas fotos.
Segunda expedición: caminata “Pedra da Agavea 844 metros de altura”
Aún no conformes con la altura que tuvimos en la aventura anterior, decidimos ir al punto más alto y alejado donde podíamos apreciar estas tierras en su máximo esplendor, dinero para vuelos en helicóptero obviamente no teníamos así que a usar las piernas nuevamente.

¿Preparada, preparado? Desde el nivel del mar hasta la cumbre, todo escalonado, no hay ningún trayecto plano ¿te parece mucho? Agrégale escalones de barro, rampas de piedra, selva, calor y mosquitos. ¿te querés volver? Imposible, sos el responsable de cargar la mochila con el equipo de escalada: cuerdas, mosquetones, arneses, etc. ¡quizá lo necesitemos!
Una caminata de aproximadamente unas tres horas donde nos sorprendió lo tupida que era la selva que cruzamos para poder capturar la cumbre de esta enorme formación rocosa. Árboles como edificios nos protegieron del hostigador sol, muchos tipos de animales se asomaron al vernos ya acostumbrados a una propina culinaria por una foto cercana.
Todo absolutamente todo valió la pena podrás confirmarlo vos mismo
¿podés ubicar el morro de la caminata anterior?

Tercera expedición, la última: escalar el Pao de Azúcar de 396 metros de altura
Temprano a la mañana evitando las horas más calurosas del día iniciamos la caminata de una hora aproximadamente con todo el equipo de escalada al hombro, a eso de las 10 de la mañana llegamos a la base y observamos hacia arriba, el gigante de roca nos hizo sentir insignificantes, una pared de piedra de 250 metros, ¡leíste bien querido lector! es como escalar un edificio de casi 70 pisos, es casi como copiar la hazaña de King-Kong escalando el Empire State o un poco menos de la torre Eiffel. Te dejo esta vista de perfil para que puedas observar esta comparación y la línea en rojo es la ruta que seguiremos para su ascenso.

¿algún matemático por ahí?, preguntándose donde están los casi 140 metros que faltan, en la aproximación a la base de la escalada ascendimos casi 150 metros. Problema resuelto. ¡sigamos!
Comenzó la escalada: el primero en comenzar fue Iván Molina (nuestro excelente fotografo) ya que quería ir sacándonos fotos, en el medio iba yo y mi primo Francisco Heredia cerrando la formación (Guia de Magma Expediciones).

Sin entrar en tecnicismos de escalada, el primer punto para comenzar a escalar seguros estaba a siente metros de altura (anclaje) esto se debe a la cantidad de muertes ocurridas en los distintos intentos, recordá que Río es muy recurrido también por aventureros, muchos escaladores sin experiencia que se adentran a esta ruta sufriendo accidentes o teniendo que solicitar rescate frecuentemente. Por este motivo, un seguro tan alto filtra a muchos de los que quieran arriesgarse sin filtrar el riesgo de llegar hasta ahí.
Cuando logramos escalar los primeros 10 metros y sobrepasamos las copas de los árboles vimos a Iván congelado con su vista perdida en dirección a la ciudad, al llegar no podíamos creer la que habían estado escondiéndonos los árboles, una vista sublime, increíble.
Te comparto a Río de Janeiro desde los primeros 10 metros de la ruta.

Cualquier intento de describir lo que vemos a medida que ascendemos será escueto comparado con la sensación que tenemos de poder mirar la inmensidad del mar, la ciudad majestuosa a nuestro lado, contemplar los picos que ascendimos los días previos, etc. El viento ganado intensidad nos refresca un poco y algunas nubes se aproximan desde el océano. ¡Aún tenemos 235 metros arriba por delante y el clima cambia repentinamente! ¡Sigamos! Cuando estemos a los 100 metros de altura, paramos para conversar de nuevo y descansar un poco. ¿cómo venís?

A los cien metros y luego de una hora y media aproximadamente el viento comienza a soplar más fuerte impidiéndonos poder escucharnos entre nosotros, los brazos acusaban su descontento, las piernas pedían una reposera y el estómago una cerveza helada, en contraposición los sentidos pedían más y más altura.
Al aproximarnos a los 200 metros íbamos haciéndonos visibles para los que colgaban de la aerosilla que tiene su piso de vidrio, algunos nos saludaban.

Según los detalles de la vía de escalada los últimos cincuenta metros iban a ser más fáciles debido a que perdían verticalidad.
!otra parada ahroa a los 200 metros de altura !
Los últimos metros los disfrutamos mucho más, cuando íbamos llegando comenzaron a amontonarse varios curiosos que miraban sin entender de donde aparecían esos chicos que salían de entre los árboles, nos miraban como si fuéramos famosos y algunos aplaudían.
Ya en la base del Pao de Azucar, luego de abrazos de festejo llovían estas preguntas: ¿where are your from? ¿who are you? ¡Tres locos de Córdoba, Argentina! Respondíamos y más aplausos de manos argentinas, obvio.

AHORA SI, TIEMPO DE CAIPIRINHAS y tal como te prometí un atardecer mirando esta inolvidable ciudad:

Muchas veces me dijeron que hay que alejarse para obtener una mejor perspectiva y es muy cierto, el problema es que no todos utilizamos los mismos medios para alejarnos de lo que nos ciega o sofoca, personalmente a veces me alejo usando una montaña, otras veces un libro, un asado con amigos, un teatro, la soledad o el peregrinaje incierto.
¿cuáles son tus medios? ¿ y tus herramientas para buscar nuevas perspectivas?
AGRADECIMIENTOS A ESTOS AMIGOS, COMPAÑEROS DE VIAJE Y VIDA.
Fotografias de Ivan Molina: @ivanmolina.climber
Lógistica por Francisco Heredia guia de montaña en Magma Expediciones (@magmaexpediciones @franheredia85)
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